DICIEMBRE
2009.
INICIO.
La ciudad es un caótico mundo lleno de sueños, anhelos,
sorpresas y sinsabores que a muchos acompaña la fe de que todo
marchará bien algún día, cuando la reina de México, emperatriz de
México, la morenita del Tepeyac, les haga el milagro de cambiar sus
vidas, para vivir felices…
En
la villa de Guadalupe, Rosa y su mejor amiga y vecina, Ana María,
rezan juntas y piden favores a la virgen, pues ambas se encuentran
desesperadas. Al salir del lugar se encuentran y hablan de sus
problemas cotidianos pues Rosa está preocupada debido a la
enfermedad de su marido, a demás de que su hijo y su nuera viven con
ella y también debe mantenerlos. Ana María le aconseja a Rosa que
deje de trabajar y lo abandone todo, mas las dos mujeres saben que
nada de eso es fácil, pues Ana María también debe pagar deudas y
trabajar por las noches en un cabaret, mientras que por las mañanas
vende fayuca en un puesto, pues tiene un hijo desobligado que a veces
la ayuda en el puesto, aunque presiente que a veces le roba el dinero
para divertirse con mujeres. Rosa y Ana María se sienten dueñas de
la misma pena: la de salir a delante ellas solas y hacerse cargo de
sus hogares, aunque Rosa es de carácter débil y Ana María de
carácter dicharachero.
En
una lujosa mansión vive la familia Robles. Allí vive Alejandra, una
mujer de carácter estricto y amargo que se encarga del bienestar de
su familia, principalmente del bienestar de Alicia, su hija, quien
está enferma y necesita un transplante de corazón. Alicia es muy
allegada a sus padres, quienes la aman y sobreprotegen temerosos de
que algo pueda suceder. Alicia está a punto de casarse con el hombre
que ama, José Manuel, un importante y reconocido médico, quien le
asegura que pronto conseguirá un donante de corazón que la haga
vivir muchos años.
Rosa
llega a casa con tandas de ropa para lavar y planchar. Se persigna
ante sus muertos en su altar y comiendo un humilde pan de muerto en
su humilde lavadero comienza la faena y, justo cuando más cansada se
siente, escucha los gritos de Ismael, su marido, quien le grita que
acuda a su llamado, pues se siente terriblemente mal. Rosa da a
Ismael sus medicamentos y le pide que, para ayudarla un poco, utilice
la silla de ruedas que le ha comprado con sus ahorros. Ismael se
niega a usar ese aparato y le recuerda a Rosa que su obligación es
ayudarlo, pues lo juró en el altar, ante la virgen, cuando prometió
cuidarlo en la salud y la enfermedad.
Don
Joaquín es un viejo solitario que lo ha perdido todo. Hace años fue
un reconocido artista pero ha quedado en la ruina tras enviudar.
Acude a la panadería de Doña Amparito, quien feliz le comparte un
pan de muerto que ha salido recién del horno. Joaquín asegura que
desde que enviudó pone una ofrenda a su esposa, a quien extraña y
quién murió sin perdonarle el haber corrido de casa a su hija Rosa.
Amparito le aconseja al anciano que busque a su hija y le pida perdón
por lo ocurrido en el pasado pero Joaquín duda que alguna vez pueda
encontrarla.
Ana
María vende mercancía en la fayuca y Pepe, su hijo, la interrumpe,
para avisarle que la policía está en camino. Entre los dos levantan
el puesto y se esconden. Ana María le reprocha a su hijo el ser un
desobligado, pues si él trabajara y la apoyara, no tendría que
trabajar tanto. Pepe le pide a su madre que no le reproche nada o de
lo contrario tendrá que irse de la casa definitivamente.
Rosa
plancha la ropa que se ha secado y nuevamente es llamada a gritos por
Ismael, quien le pide que le sobe donde le duele. Rosa le pide que
tenga paciencia pues tiene ropa que entregar pero eso a Ismael no le
importa. El desea que su mujer lo atienda. Alguien llama a la tienda
de abarrotes que tienen y Rosa acude a atender. Cuando regresa a
curar a su marido, éste la abofetea y le reprocha ser una mala
esposa. Rosa llora amargamente y pide a la virgen que la libere de
sus sufrimientos. En ese momento llegan Huicho, el hijo de Rosa e
Ismael, y Tania, su esposa, con quien tiene un bebé. Los dos piden a
Rosa que les de de cenar y ella asegura no tener mucho. Huicho le
pide a su madre que tome mercancía de la tienda y después la
reponga. Rosa asegura que si siguen tomando mercancía de la tienda
entonces se quedarán sin nada. Huicho explota contra su madre y se
queja con Ismael, quien exige a Rosa que haga lo que su hijo dice.
Mientras Rosa va a la tienda, Huicho aprovecha para robarle dinero de
sus ahorros, en complicidad con Tania. Rosa pide a la virgen que se
la lleve pronto, pues no soporta más vivir como vive, pues no sabe
qué hacer para lograr que su hijo y su marido la ayuden y
comprendan.
Durante
la noche, Pepe y Huicho se reúnen para drogarse, asegurando no
soportar más a sus madres. Los muchachos planean hacer un robo en
una lujosa mansión y deciden que será lo mejor que puedan hacer,
pues necesitan dinero.
Don
Joaquín reza ante su ofrenda, recordando a su esposa. Llora al no
saber el paradero de su hija, a la cuál teme no volver a ver jamás.
Alejandra
y José Manuel hablan respecto a la salud de Alicia. José Manuel
está seguro de que si no encuentran un donante pronto, la muchacha
morirá. Alejandra no soporta la idea. Alejandro le pide que ruegue a
la virgen de Guadalupe para que la socorra pero Alejandra no cree en
esas cosas, si no en la ciencia, por lo que considera que lo mejor
será buscar a un donante.
Ana
María canta y baila en un cabaret, donde es la estrella más
aplaudida. Al terminar de hacerlo agradece a la virgen el poderle dar
la oportunidad de tener dos trabajos para salir adelante. Es
interrumpida por Filemón, un cliente del lugar, quien le asegura que
desde hace años acude a verla y siempre lo hará pues está
enamorado. Ana María le suplica que no la ame y busque a alguien que
valga la pena. Filemón le hace ver a Ana María que ella vale
demasiado la pena. Ambos están a punto de besarse y son sorprendidos
por Pepe, quien acusa a su madre de ser una mujerzuela. Ana María se
defiende y abofetea a su hijo, al que le asegura estar harta. Pepe
amenaza con irse de casa y Ana María le exige que lo haga pues está
harta de él. Pepe se marcha furioso y Ana María llora, suplicándole
a la morenita del Tepeyac que la ayude.
Rosa
da masaje a Ismael, quien no deja de recordarle que es una inútil.
Rosa no dice nada. Él no deja de insultarla. Rosa le dice a su
marido que el dolor del pasado le ha vuelto, y que no tiene dinero
para visitar a un doctor.
Ismael
le exige a Rosa que no se le ocurra enfermarse, pues si lo hace
¿quién se hará cargo de los gastos de la casa? Rosa le pide a
Ismael que de algún amanera la ayude, aunque sea atendiendo la
tienda, pero el hombre enfurece tanto que la corre de la habitación
asegurándole que es una mala esposa, inconsciente de lo que él
sufre.
Doña
Amparo reza demasiado a la virgen, pidiéndole el milagro de volver a
ver a la hija que hace mucho tiempo le fue arrebatada por una
injusticia. Se pregunta si tendrá nietos, nietas… Se siente
demasiado sola, a no ser por la repentina compañía de Don Joaquín.
La mujer duerme y tempranamente acude a su panadería a hacer lo
mismo de siempre: atender el mostrador. Allí habla con Ana María,
quien le cuenta lo sucedido con Pepe. Amparo le aconseja a la mujer
que sea estricta con su hijo. De pronto aparece Don Joaquín y Ana
María lo reconoce ¡Es su padre! ¡Ambos quedan en shock! Joaquín
le pide que hablen y ella se niega, pues no olvida el momento en que
él la corrió de su casa. Joaquín le dice a Ana María que está
muy enfermo y que desea enmendar sus errores. La mujer cree que es
demasiado tarde.
Tania
se mete a la habitación de Ismael, su suegro, al que consuela con
caricias. Los dos son descubiertos por Rosa, quien no puede creer que
su esposo y su nuera sean tan viles.
Pepe
vende a algunos amigos parte de la fayuca de Ana María, a un precio
demasiado bajo. Con ese dinero decide que se irá a otra ciudad,
donde pueda comenzar una nueva vida. Cuando Ana María llega a casa,
se asombra al ver lo que su hijo le ha hecho, por lo que llora y
suplica a la virgen entender qué mal hizo para merecer un hijo así.
Alicia
se siente cada vez peor. Pide a Alejandra que la lleve a la villa de
Guadalupe, donde ofrece flores a la virgen, para que la salve.
Alejandra no deja de despreciar a la gente pobre del recinto, pero se
da cuenta de que la fe de Alicia es demasiado grande.
Rosa
le cuenta a Ana María lo sucedido en su casa. Ana María, que se ha
quedado sin hijo, le pide a su amiga que vaya a vivir con ella y deje
a los desobligados de su hijo y marido pero Rosa cree que su familia
la necesita.
Alejandra
recibe en casa a Esteban, su marido, al que le dice que su hija está
gravemente enferma por lo que deben llevarla al extranjero. Esteban
le recuerda a la mujer que Alicia no puede volar. Alejandra asegura
que los doctores mexicanos son unos ineptos y que no desea que su
hija cargue el corazón de ninguna chusma. Esteban estalla ante los
comentarios de su esposa y le asegura que la virgen ayudará a su
hija. Alejandra le exige a su marido que saque de su mente las ideas
absurdas sobre una virgen, pues ella no cree en esas tradiciones de
gente pobre.
Joaquín
sufre por el rechazo de su hija y Amparo le asegura que lo ayudará
pero debe tener paciencia.
Pepe
y Huicho asaltan la casa de Alicia. Allí la muchacha conoce
accidentalmente a Pepe, por lo que los dos quedan flechados. Pepe
logra huir de la policía pero no Huicho, quien es detenido de
inmediato, preocupando a Rosa, quien, al anochecer, teme a que algo
le haya sucedido a su hijo. Tania sabe la verdad pero decide
callarla. Ismael gritonéa a Rosa para que le sirva la cena y ella,
desesperada, lo hace. Él no deja de tacharla de inepta. Rosa no
aguanta mas y le bota la comida asegurándole estar harta de sus
maltratos y de que le vea la cara de tonta, por lo que le dice que lo
abandonará.
Ismael
se ríe de ella asegurándole que sin él no podrá hacer nada. Ella
le asegura que se equivoca, pues sin el puede hacer mucho más de lo
que hace. Ismael la toma del cabello y le asegura que si se marcha,
lo lamentará. Ella insiste en que se irá por lo que él la
abofetea. Ana María, que ha llegado a la casa, se mete en el pleito
y defiende a su amiga, asegurándole a Ismael ser un miserable. El
hombre tacha a Ana María de ser la puta de un burdel. Ella lo
abofetea y le asegura que nunca más le pondrá una mano encima a
Rosa, a la que le pide que se vaya con ella. Ismael amenaza a Rosa,
pues si se va con Ana María, no la recibirá de vuelta jamás. Aún
así Ana María se va con su amiga, harta de los maltratos de su
marido. Estando a salvo en casa de su amiga, Rosa se lleva otra
sorpresa cuando Ana María le dice que Huicho, su hijo, está
detenido por haber robado en una casa. Rosa acude a la delegación y
Ana María le presta dinero para pagar la fianza, recibiendo a cambio
insultos de Huicho, a quien Ana María pone en su lugar, pues el
muchacho le reprocha a Rosa el haber abandonado a Ismael. Huicho se
marcha sin siquiera agradecer el favor que le han hecho. Rosa le
cuenta a Ana María que Tania e Ismael son amantes.
TRES
SEMANAS DESPUÉS: En el tianguis de Tepito, Ana María y Rosa venden
fayuca y, al terminar, acuden a casa, donde ella preparará pasteles
para vender en los alrededores de su colonia. Al llegar se encuentran
con Huicho, quien le pide a su madre que regrese a la casa. Rosa se
niega rotundamente y Huicho le asegura que Ismael está insoportable
y que ahora abusa de Tania. Ana María se inmiscuye y asegura que es
lo que Tania se merece por buscona. Huicho explota y exige que diga
lo que insinúa. Ana María le pide a Rosa que le diga a su hijo la
verdad. Rosa se niega y le promete a su hijo que pronto volverá.
Alicia
se encuentra en el jardín de su casa con Pepe, al que besa
apasionadamente. Él le jura amarla y ella le corresponde. Son
descubiertos por Alejandra, quien pregunta a su hija que hace en los
brazos de ese muerto de hambre. Alicia asegura amar al muchacho pero
Alejandra se opone a esa relación. Las dos discuten hasta que a
Alicia le falta el aire y cae al suelo.
Ana
María lleva a Rosa a la panadería cerca del cabaret donde trabaja.
Allí Rosa conoce a Amparo. Ambas se caen bien y se cuentan sus
vidas. Rosa se sorprende cuando Amparo le dice el nombre de su
marido, quien le arrebató a su hija hace muchos años. Rosa descubre
que ella es la hija que Amparo buscó durante años y a la cuál a
veces cree muerta, por lo que se sorprende demasiado, al punto de
alarmar a Ana María.
Amparo
decide callar y no decir nada, pero agradece a la virgen el haberle
hecho el milagro de haber dado con el paradero de su hija, mientras
que, por su parte, Rosa, en la calle, tomando un microbús, camino a
casa, le cuenta a Ana María lo mucho que desearía encontrar a su
madre, de la cuál la arrebataron hace mucho tiempo. Se topan con
Joaquín, a quien Ana María mira con desdén. Joaquín le pide que
hablen y Ana María se niega y al marcharse le cuenta a Rosa que ese
hombre es su padre, el cuál la despreció y humilló hace mucho
tiempo.
Alicia
se siente cada vez peor. Alejandra no sabe qué hacer para que su
hija viva mucho más años. Alicia le pide a Esteban, su padre, que
la deje ver a Pepe, del cuál se ha enamorado. Esteban y Alejandra no
aceptan que su hija esté enamorada de un ladrón, sin embargo a
Esteban no le queda más remedio y decide buscar al muchacho.
Alejandra se niega, asegurando que prefiere ver muerta a su hija
antes que verla en amoríos con un pobre.
Ismael
se siente mal y Tania decide masajearlo. Ismael la toca y ella,
sonriente, le corresponde. Ambos se besan apasionadamente y hacen el
amor. Ella se da cuenta de que Ismael no tiene absolutamente nada.
Son descubiertos por Rosa, quien se impacta al ver la escena y sin
decir nada sale de su casa, dirigiéndose a la de Ana María, a quien
le cuenta lo que ha visto. Ana maría acude a casa de Rosa y allí
saca a rastras a Tania, por los cabellos, abofeteándola en plena
vecindad, gritando a los cuatro vientos que se ha revolcado con
Ismael, siendo Rosa la que les mata el hambre a los dos con su
trabajo. Ismael no puede creer lo que está escuchando y, fingiendo
enfado, le exige a Rosa que entre a su casa. Huicho llega en ese
momento y pregunta qué es lo que pasa. Rosa le pide a Ana María que
no le diga nada a Huicho pero ante la insistencia de él, Ana María
le dice que Rosa ha encontrado a Ismael teniendo sexo con Tania.
Huicho parece enloquecer y del enojo abofetea a Tania y se marcha de
la vecindad a pesar de que Rosa, de rodillas, le suplica que no se
vaya. Huicho, desesperado, camina por la calle y es atropellado
vilmente. Cuando Rosa se entera de lo sucedido, llora amargamente y
culpa a Ismael de lo sucedido. Ismael asegura que la culpa es de Ana
María, por meter las narices.
Joaquín
sufre por el rechazo de su hija Ana María. Cree que jamás lo
perdonará, sin embargo tiene fe en la virgen.
Amparo
no deja de agradecer a la virgen el haber encontrado a su hija mas
teme ser rechazada.
Alejandra
se encuentra con José Manuel, a quien le dice que no desea que su
hija se enrede con pedro. José Manuel la abraza y le dice que lo
mejor es que la deje, así nadie sospechará del romance que ellos
dos tienen. La mujer y el muchacho se besan y en seguida se van a la
cama a consumar su pasión.
En
el hospital, Rosa es aconsejada por los médicos para donar los
órganos de su hijo. La mujer se niega y Ana María le hace ver que
los órganos de Huicho pueden servir para darles esperanzas a otros.
Rosa acude a la villa para que la virgen la ilumine y al escuchar a
tantos peregrinos que cuentan sus tristes historias, decide que lo
mejor será dar esperanza a otros.
Alejandra
y Esteban reciben una llamada: ¡Han encontrado donante de corazón
para Alicia! Los dos se ponen felices y dan la noticia a su hija,
quien asegura que con la vida asegurada vivirá eternamente a la
virgen, quien le ha hecho el milagro. De inmediato acuden al hospital
y la operación se lleva a cabo. Rosa, necia, en complicidad con Ana
María acude al lujoso hospital donde la operación es realizada y
logran ver a Alejandra y Esteban, ante quienes Rosa se presenta.
Alejandra la trata con la punta del pie pero Esteban la atiende y se
entera de que es la madre del donante, por lo que se lo hace saber a
Alejandra. Los dos le agradecen a Rosa el milagro que les ha hecho,
asegurando que su hija, Alicia, es creyente de la virgen. Rosa
asegura que ella y su hijo también, y que la virgen, con la muerte
de su hijo, a demás de hacerle el milagro a Alicia, a ella, a Rosa,
la liberó de muchas cargas con las que cargaba desde hace muchos
años. Les presenta al pequeño hijo de Huicho. En ese momento entran
Ana Maria y Pepe, a quien Esteban y Alejandra reconocen. Pepe trata
de huir pero lo detienen. Esteban le pide que no se marche pues
Alicia lo ama y desea verlo. Alejandra le dice a Ana María que Pepe
intentó robar en su casa. Ana María le pega a su hijo,
disculpándose después con Esteban y Alejandra. Finalmente el médico
aparece, asegurando que la operación ha sido todo un éxito y que
Alicia vivirá muchos años.
Juan
Manuel piensa en su idilio amoroso con Alejandra. Siente demasiada
pasión hacia ella y cree que debe hablar con Esteban.
Tempranamente
en su panadería, Amparo reza. Es interrumpida por Ana Maria, quien
le pide que le venda pan para el sepelio del hijo de su amiga Rosa.
Amparo se estremece al escuchar tal noticia y asegura que no cobrará
el pan, por lo que acude al sepelio, donde encuentra a Rosa
desconsolada.
Ismael
se ve con Tania, a la que da dinero y le pide que se vaya lejos.
Tania desea entregarle a su bebe pero el hombre se niega asegurando
que él no quiere hacerse responsable. Rosa los sorprende y toma a su
nieto, jurando que ella se hará cargo de él. Le exige a Tania que
se largue y no vuelva jamás. Al irse la muchacha, le deja claro a
Ismael que ya no desea vivir con él, por lo que lo abandonará tras
el entierro de su hijo. Ismael le asegura que ella no puede
abandonarlo pues está enfermo y ella le recuerda que está harta y
que, si quiere procurar su salud, entonces se ponga a trabajar, pues
hace muchos años que no lo hace. Se va con su nieto, dejando a
Ismael furioso.
En
el cabaret, Ana María no deja de pensar en Rosa, su amiga. Tras
cantar decide abandonar el lugar, preocupada. En el taxi piensa mucho
en su hijo, al cual abraza. Ambos lloran por la muerte de Huicho.
Alicia
se siente feliz por su operación. Pepe no se aparta de su lado. Ella
le pide que jamás la deje sin embargo él siente vergüenza ante
Alejandra y Estaban. A quienes les dice que él no pertenece a su
nivel social, por lo que quizás lo mejor sea alejarse de Alicia.
En
el entierro de Huicho, Rosa sufre demasiado, siendo consolada por Ana
María. Rosa asegura a Amparo necesitar mucho de su madre. Amparo le
confiesa que ella es su madre y que lo descubrió cuando la escuchó
hablar en la panadería. Ambas se abrazan, reconciliándose después
de muchos años.
José
Manuel habla con Esteban acerca de sus sentimientos hacia Alejandra.
Esteban, en vez de enfurecerse, se muestra calmado y confiesa a José
Manuel que entre él y Paulina no hay nada desde hace mucho tiempo y
que si se han mantenido juntos ha sido solo por la salud de Alicia,
por lo que le deja el camino libre para que Alejandra rehaga su vida
con él. Alejandra entra y Esteban le dice lo que José Manuel le ha
confesado. Alejandra se muestra sorprendida y más aún cuando
Esteban le dice que le dará el divorcio para que sea feliz con su
amante. Alejandra reacciona y le pide a Esteban que la perdone, pero
él cree que entre ellos dos no puede existir absolutamente nada.
DIAS
DESPUES: En la panadería, Amparo y Rosa arreglan el altar de la
virgen de Guadalupe, felices de que estén juntas, con el pequeño
bebé. Ambas deciden acudir a la villa, a las mañanitas de la
virgen.
Pepe
llega a casa trajeado y le dice a Ana María que ha conseguido
trabajo gracias a un gran hombre al que ha conocido. Ana María se
sorprende al ver a ese hombre: Don Joaquín!!! Ana María se muestra
renuente ante el anciano pero reacciona y lo abraza. Él le pide
perdón por haberla corrido de casa hace muchos años. Deciden hacer
las paces.
Alicia
insiste en que quiere ir a la villa de Guadalupe a darle gracias a la
virgen por haberle dado un corazón nuevo y con ello una segunda
oportunidad. Alejandra se disculpa y le dice que hará un viaje
demasiado largo. Y lo hace. Se va con José Manuel al extranjero,
como en un aluna de miel.
Ana
Maria se sorprende al regresar a casa y ver todo tal cual lo había
dejado. Joaquín le pide que regrese a vivir allí, con Pepe, quien
merece una vida mejor.
Rosa,
Amparo, Ana Maria, Alicia, Pepe, Esteban, Joaquín; todos acuden
juntos a la villa de Guadalupe, donde cantan las mañanitas a la
morenita del Tepeyac, contentos por las buenas cosas que se les han
presentado en sus vidas. Al salir se dan un fuerte abrazo por los
milagros que la virgen de Guadalupe ha realizado en sus vidas.
Fin
©
CORAZÓN GUADALUPANO DR. 2009
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(R)
& (P) 2009
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